viernes, 2 de diciembre de 2011

Una mujer de hierro.


       Siempre he pensado que cada uno de nosotros tenemos un ejemplo a seguir, alguien al que le debemos respeto y admiración, por sus aportaciones a la vida misma, por su carácter, por la profesión, entre otras cosas; me refiero a un personaje de la historia de México o algún otro ícono reconocido.
Muchas veces me he preguntado por qué admiramos a un personaje histórico y no a una persona como nosotros, la respuesta es sencilla, pareciera que los personajes históricos fueron de hierro, incansables, luchadores imparables, resistentes ante las adversidades, liberales y triunfadores o por lo menos, la historia no se dio a la tarea de describir sus debilidades, sus vicios y sus decadencias.
Gracias a ello, es que los admiramos,  creemos que nunca tuvieron derrotas y dificultades que enfrentar, por tal motivo  se vuelven un ejemplo a seguir, alguien a quien admirar y respetar.
No obstante, considero que el ser que merece respeto es aquel que a pesar de las dificultades que se le hayan presentado supo salir adelante y encontrar un motivo por el cual luchar, que en medio de la obscuridad ideó estrategias de supervivencia.
Es así como nace el respeto hacia las personas, tal y como nació mi admiración a una mujer con caparazón de hierro, Frida Kahlo, revolucionara, pintora, pero sobre todo una gran mujer, todo un ícono de la cultura mexicana.
Reconozco que la admiración que le tengo a esta gran mujer, en primera instancia surgió debido a la  inclinación e interés que ostento sobre el arte del dibujo y la pintura. Cuando comienzo a conocer los cuadros que pintó, surgió en mí la necesidad de saber lo que había más allá de las acuarelas, por lo cual la curiosidad me condujo a indagar en su historia, su vida profesional y personal.
El estilo de vida de Frida, no se lo deseo a nadie, ya que a su paso por este mundo vivió sin fin de malignidades físicas y morales que la condujeron a la depresión total, sin embargo en medio de la calamidad encontró un gran alivio, la pintura.
Admiro la fortaleza que poseía esta mujer para resistir a dos enfermedades que la penetraron apenas en sus primeros años de vida así como la resistencia emocional para combatir a todos aquellos sentimientos malignos que la acongojaron.

 
Pareciera que Frida contaba con una fuerza sobrehumana que la mantenía viva para poder llegar a hacer un gran ícono de la pintura surrealista, a pesar de que ella dijo pintar sólo su realidad. Por su pasión a la vida, por su pintura y por ser mexicana es por lo  que  admiro completamente a Frida Kahlo.


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